Cuadernos de Elementos número 10.
Anamaría Ashwell
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Desde tiempos coloniales el interés de las élites político-económicas de lo que hoy son San Pedro y San Andrés Cholula se abocaron no solo a disputar, sino a delimitar fronteras municipales porque implicaba, sobre todo, la asignación fiscal de los habitantes a cada municipio. Sin embargo, desde los barrios tradicionales (incluyendo pueblos de otros municipios) el antiguo altepetl Cholollan mesoamericano continuó colectiva y religiosamente reuniéndose, peregrinando y tributando, en la gran pirámide, aunque desde el siglo XVI en devoción de Nuestra Señora de los Remedios. Es más, la orden franciscana, desde el siglo XVII, dejó como atributo de los cargos en los diez barrios actuales de San Pedro Cholula (específicamente al Circular de la Virgen de los Remedios) la custodia del santuario sobre la gran pirámide –y la organización de sus rituales–, aunque la delimitación municipal asignó casi la totalidad del área ceremonial mesoamericana en torno la gran pirámide (y así el santuario) a la jurisdicción municipal de San Andrés Cholula. La antropóloga Anamaría Ashwell demuestra cómo nada o poco de la investigación académica influyó e influye al momento de cuestionar las reconstrucciones populares sobre el pasado mesoamericano de los habitantes de las Cholulas, y menos aún incide en las historias “oficiales” que los ayuntamientos exponen, editan y promueven con fines de promoción turística en sus entidades geopolíticas.