Dice la autora de este ensayo:

Zea mays se muestra actualmente no como el cultivo idealizado y promotor de civilizaciones mesoamericanas (que le impusimos algunos antropólogos), ni siquiera como una gramínea cultivada para alimentar humanos, sino más bien como una que nació del impulso prometeico humano según el cual procedió a manipular ilimitadamente todo lo que la naturaleza ofertaba [...].

      Con una mirada crítica y muy incisiva, Anamaría Ashwell se instala en la difusa frontera en que la biología, la antropología y la historia han ido construyendo, con el paso de los siglos, una red de mitos, definiciones, interpretaciones y narrativas que han conformado las ideas que tenemos acerca de ese que ha sido nuestro “símbolo civilizatorio, ícono cultural y [...] almuerzo desde hace milenios hasta el presente [...]”.

Lee Cuaderno de Elementos No. 14.