Los xinacates: fotografías de Emilio Salceda



Leopoldo Noyola Rocha
Ver en el PDF

© Emilio Salceda. Xinacates.
San Nicolás de los Ranchos, Puebla, 2017.

 

La fiesta de Xinacates de San Nicolás de los Ranchos, en el estado de Puebla, se celebra los días previos al miércoles de ceniza que da comienzo a la Cuaresma, en el marco de un carnaval que llaman Yucatlán, que tiene como escenario histórico la lucha entre el ejército francés y el mexicano en 1862; es decir, se trata de una festividad laica que parte de un acontecimiento bélico que, como suele ocurrir, ha sido insertado en el marco religioso de la Cuaresma.

     Sin embargo, las imágenes no nos remiten a los cerros históricos de la guerra, a los uniformes azules de los franceses ni a los sombreros zacapoaxtlas de los mexicanos; lo que el fotógrafo capta son los cuerpos juveniles de hombres desnudos, ataviados apenas con un calzón deportivo o pantalones recortados, que deciden cubrirse con colores monocromos radicales que probablemente terminarán definiendo su identidad escénica.

     ¿Qué son los Xinacates? Fuera de una reina parapetada en el camión que encabeza la inicial y desordenada procesión, única mujer (que no vemos en las fotos) en todo el panorama, y que reitera el acontecimiento recreado en otras festividades de la región relativo al robo de la hija del corregidor español por un indígena llamado Agustín Lorenzo, que el pueblo festeja con bailes imprecisos.

 

© Emilio Salceda. Xinacates.
San Nicolás de los Ranchos, Puebla, 2017.

 

   Lo que sigue en la secuencia de fotografías es una sucesión de jóvenes intensamente pintados de negro o de plateado que desfilan con rostros maquillados o ataviados con máscaras fantasmagóricas o de algún luchador indeterminado de la lucha libre mexicana, con rasgos calaverosos de noviembre, penachos aztecas, máscaras de látex, diablos, antifaces, pelucas, anteojos, narices de payaso o la falsa y siniestra sonrisa del hollywoodense Joker. En algún momento, los pasos sin fidelidad dancística avanzan al son de contemporáneos ritmos más gruperos que mexicanistas, con personajes que tampoco titubean en refrendar su filiación con una bandera tricolor, maquillada también con manchas accidentales. El baile, sin embargo, sí aparece en las imágenes de los cuerpos ennegrecidos o plateados o rojos de muchachos que caminan en completo desorden: ¿cuáles son los franceses?, ¿cuáles los mexicanos?

     Los pasos de los tenis, botines, choclos y uno que otro huarache sobre el cemento húmedo no nos lo aclaran. Distingue en cambio la identificación local de esta fiesta popular (con un hecho que no coincide ni con el mes de aquella batalla ni con el ritual de la temporada cuaresmal) del colorido festejo de moros y cristianos con el que sus vecinos del poblado de Xalitzintla, de quienes los separa apenas una calle, hacen su celebración patronal en el mes de julio. Esta singular fiesta de Xinacates es de aquí, de edad indefinida, como también indefinidas son la ritualidad y la parafernalia que la lente de Emilio Salceda (Puebla, 1963), fisiólogo de la BUAP, ha capturado con la distintiva fidelidad de su fotografía.

Leopoldo Noyola

 

© Emilio Salceda. Xinacates.
San Nicolás de los Ranchos, Puebla, 2017.

Número actual

Elementos {{num_act.numero}}
{{num_act.trimestre}} / {{num_act.fecha}}
ISSN: {{num_act.issn}}