El pitayo: estrategias de manejo tradicional y perspectivas de cultivo
Benjamín Marín-Flores
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Las cactáceas son una familia de plantas que, se cree, surgieron en el norte de Sudamérica, de donde se dispersaron al resto del continente americano (Bravo-Hollis, 1978). Aunque las formas menos diferenciadas no presentan suculencia, la mayoría de los miembros de la familia presenta esta característica.
Esto las hace capaces de soportar y sobrevivir al estrés hídrico, propio de los ecosistemas secos (Jiménez Sierra, 2011). Esta adaptación las ha convertido en las plantas más representativas de los ecosistemas áridos y semiáridos del continente.
En México, las cactáceas poseen un alto grado de importancia cultural y culinaria, ya que alrededor del 60 % de los ecosistemas del país se encuentran dentro de la categoría de áridos y semiáridos. Además, México es uno de los centros de radiación de la familia, siendo el país con el mayor número de especies (913) de las cuales alrededor del 80 % son endémicas (Jiménez Sierra, 2011).
De ellas se obtienen frutos, semillas, fibras, maderas, flores y tallos comestibles (Bravo-Hollis, 1978). Los frutos de las plantas, como los nopales (Opuntia spp.), pitayos (Stenocereus spp.) y garambullos (Mirtyllocatus spp.), son una fuente importante de alimento para los pobladores y la fauna de las regiones donde se desarrollan, ya que muchos de ellos fructifican durante la época más seca del año.
Figura 1. El pitayo (Stenocereus queretaroensis), forma parte de la vegetación del bosque tropical caducifolio del centro occidente del país. Comunidad de pitayos creciendo en su habitad natural en el municipio de Sahuayo Michoacán (foto: Benjamín Marín-Flores).
LAS PITAYAS EN MÉXICO (EL GÉNERO STENOCEREUS)
En México, el nombre pitaya está asociado a un gran número de frutos que provienen de distintas especies y géneros de cactáceas. Todos ellos comparten características comunes. Se trata de bayas de forma globosa u ovoide con una pulpa jugosa de colores intensos y que está provista de cientos de pequeñas semillas negras. De estos géneros, el género Stenocereus sería uno de los de mayor relevancia en el territorio nacional, tanto por su distribución como por la cantidad de especies que lo representan (Quiroz-González et al., 2018).
El género Stenocereus agrupa 23 especies de cactáceas columnares. La mayoría de ellas se encuentran distribuidas a lo largo del territorio mexicano, mayoritariamente en el bosque tropical caducifolio y en los matorrales xerófitos. Entre las especies de mayor importancia se encuentran, S. pruinosus y S. stellatus, de la región mixteca de Oaxaca; S. thurberi, del desierto de Sonora; y S. queretaroensis, del centro-occidente del país (Quiroz-González et al., 2018). Además de la suculencia y la resistencia a la sequía, las plantas de este género presentan ciertas particularidades que las dotan de una gran rusticidad y capacidad para adaptarse a climas y suelos que serían poco favorables para otras especies vegetales. Una de estas particularidades es su resistencia a la alta salinidad, ya que, tanto las plantas, como las semillas, son capaces de desarrollarse en estas condiciones (Quiroz-González et al., 2018). Otra característica importante es su capacidad de tolerar altas temperaturas. Por ejemplo, las estructuras sexuales primarias de la especie S. queretaroensis toleran temperaturas de alrededor de 35 °C, valor superior a lo reportado para el nopal tunero Opuntia spp., otra planta adaptada a condiciones de sequía y alta temperatura (Gudiño y De la Barrera, 2014).
STENOCERUES QUERETAROENSIS, UNA CACTÁCEA DEL CENTRO-OCCIDENTE DE MÉXICO.
El pitayo (S. queretaroensis) es una cactácea de hábito arborescente, habitante del bosque tropical caducifolio del centro-occidente del país. Posee un tronco leñoso bien definido como de un metro o metro y medio de altura, sobre el cual crece la copa formada por los tallos columnares, los cuales poseen de 5 a 8 costillas. Las areolas están separadas por aproximadamente un centímetro y poseen lana negra, sobre la cual surge un conjunto de entre seis a nueve espinas radiales (Bravo-Hollins, 1978).
Su distribución abarca los estados de Jalisco, Michoacán, Aguascalientes, Guanajuato, Zacatecas y Querétaro (Pimienta-Barrios et al., 2002). Esta extensión genera que la especie tolere valores amplios de humedad y de temperatura. Por ejemplo, los valores de temperatura se encuentran entre 2 °C y 41 °C en el estado de Zacatecas, y entre 8 °C y 29 °C en el estado de Jalisco (Gudiño y De la Barrera, 2014). Por lo que el promedio de tolerancia de la especie se encontraría ente los 5 °C y 35 °C. Por su parte, los niveles de precipitación de las áreas de distribución se encuentran entre una media anual de 200 mm, hasta los 1082 mm (Gudiño y De la Barrera, 2014).
En el caso de sus necesidades luminosas, se sabe que al incrementarse la cantidad de horas luz, también se incrementa la formación de flores y frutos (Solís-Márquez et al., 2018). Por lo que se trata de una planta que se beneficia de la exposición al sol directo.
FLORACIÓN Y FRUCTIFICACIÓN DE S. QUERETAROENSIS
La floración se presenta cuando se alcanzan las temperaturas más bajas de su área de distribución (5-8 °C), coincidiendo con el final del invierno y el inicio de la primavera. La antesis comienza alrededor de las 8 p. m. y las flores permanecen abiertas hasta el ocaso del día siguiente; sin embargo, su mayor potencial reproductivo es alcanzado después de las 12 a. m. (Gudiño y De la Barrera, 2014).