La transición entre dos reinos: el hogar del zacatuche
Luis José Aguirre López, Perla Carolina Espíritu Guerrero, Tania Escalante Espinosa
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El centro de México está atravesado por una unidad geográfica montañosa que ha sido denominada por los geólogos como Faja Volcánica Transmexicana (FVT, Figura 1a). La FVT incluye altitudes desde los 1,500 metros sobre el nivel del mar, con picos que superan los 5,000 metros, lo que produce islas de bosques de pino y encino separadas por matorrales de climas cálidos. Además, se considera a esta cadena de cordilleras como un área muy heterogénea y compleja, y está catalogada como centro de diversificación y endemismos, dada su naturaleza transicional entre las regiones Neártica y Neotropical. Sin embargo, los bosques de pino y encino también son los preferidos para establecer asentamientos humanos y los cultivos más importantes, por eso es uno de los más transformados y menos conservados (Challenger, 2003). Más de la mitad de la población de México vive en la FVT, donde la presencia de grandes núcleos urbanos, como la Ciudad de México, genera un enorme reto para la conservación biológica.
A pesar de su importancia, la biodiversidad de la FVT está en peligro. El 85 % de sus plantas y animales endémicos han tenido cambios en sus áreas de distribución geográfica por la modificación antropogénica de la vegetación (por ejemplo, por deforestación, urbanización, entre otros). De esas especies, el 65 % perdió más de la mitad de su distribución original y el 10 % la perdió por completo. La pérdida de área de distribución es siempre un aspecto negativo, pero cuando la especie tiene una distribución muy restringida y exclusiva, esta merma puede derivar en extinción.
EL CASO DEL ZACATUCHE, UNA ESPECIE EMBLEMÁTICA EN UN ENTORNO PROBLEMÁTICO
El zacatuche, o conejo de los volcanes, es un conejo pequeño que vive en una parte del este de la FVT (Figuras 1a, 1b). Algunos estudios estiman su población en 7,000 individuos, otorgándole un estatus cercano a la extinción con una población en retroceso (Velázquez y Guerrero, 2019).
El zacatuche (Figura 2) tiene una importante porción de su distribución en el Área Natural Protegida Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl (PNIP), con colonias en las faldas del volcán Popocatépetl. Este lagomorfo endémico habita entre la ceniza expulsada por el volcán Popocatépetl, la insolación propia de alturas entre 3,000 y 4,300 metros, la lluvia, el granizo y la nieve. Estas condiciones, que podrían parecer negativas para la vida, podrían funcionar como escudo protector ante su mayor amenaza: el ser humano. Ya en 1994 se reportó que la agricultura es el factor más dañino para el establecimiento de colonias de zacatuche (Velázquez y Bocco, 1994). Posteriormente, se demostró que la estructura de la vegetación y la altitud afectan el número de individuos (Rizo-Aguilar y cols., 2015).
Los estudios de campo en el volcán Iztaccíhuatl muestran que el porcentaje de cubierta de zacatón (un pasto del género Muhlenbergia), la hierba corta y la cubierta de matorral también favorece la abundancia de zacatuche; mientras que el bosque cerrado, la hierba alta, el pasto para ganado, la caza, el terreno desnudo y la inclinación tienen efectos negativos en su abundancia (Hunter y Cresswell, 2015).
En estudios recientes se demostró, mediante técnicas de modelación y datos satelitales, que la idoneidad y la distribución potencial de teporingo no es uniforme en el parque (Aguirre-López y Escalante, 2021). En particular, la pradera alpina con zacatón desprovista de pinos, constituye la zona más idónea para el zacatuche dentro del Izta-Popo (Figura 3).