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Megafauna del
Pleistoceno en Puebla
Francisco Javier Jiménez
Moreno, José Rubén Guzmán
Gutiérrez Gerardo Carbot-Chanona
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Las
primeras excavaciones importantes de animales extintos en territorio
poblano se encuentran en las crónicas de los misioneros
españoles, pero es hacia finales del siglo XIX cuando el
descubrimiento de diversos grupos de vertebrados fósiles,
principalmente megafauna pleistocénica, animales con un peso
superior a 45 kg con antigüedades que oscilan entre 300,000 y
11,800 años, cobra especial importancia. Pronto, los restos
de
megafauna encontrados en el estado de Puebla despertaron el
interés de importantes paleontólogos,
geólogos y
arqueólogos como Edward D. Cope, Manuel Villada, Johannes
Félix, Hans Lenk, Henry F. Osborn, Wilhelm Freudenberg, Juan
Armenta Camacho, Harold Malde, Cynthia Irwin-Williams, Virginia S.
McIntyre y Ekke Guenther, entre otros. Muchos de los trabajos se
centraron en Valsequillo, una de las zonas con restos de megafauna
más importantes no sólo en Puebla, sino en todo
México.
Los fósiles de megafauna
pleistocénica
rescatados en el estado se encuentran alojados en diversas colecciones
nacionales e internacionales. No obstante, parte importante de los
hallazgos carece de información, por ejemplo, se ignoran
datos
geográficos y estratigráficos de la
mayoría de los
fósiles. Entre los taxones reportados se encuentran
cánidos, proboscídios, pecarís,
camellos,
antilocápridos, bisontes, armadillos, gliptodontes y
perezosos
terrestres.
El conocimiento científico de
la megafauna de
Puebla comenzó con la primera colección
paleontólogica formal del área del valle de
Puebla,
integrada por fósiles pleistocénicos colectados
por
José Manzo Jaramillo (1798-1869), quien preparó
la enorme
colección conservada en el Gabinete de Historia Natural del
Colegio del Estado (hoy BUAP). En esa colección destacaban
fósiles de proboscídeos (mamutes y mastodontes)
provenientes de las localidades San Francisco Totimehuacán y
San
Baltasar Tetela (Armenta Camacho, 1978). Posteriormente, los alemanes
Johannes Felix y Hans Lenk fueron los primeros científicos
en
colectar y estudiar, bajo criterios geológicos formales, la
megafauna del estado. La publicación, resultado de sus
investigaciones, se ha convertido en una obra de referencia obligada
(Felix-Lenk, 1891). En su investigación destacan las
ilustraciones del molar de un mastodonte (Mastodon shepardi)
y de un
caballo (Equus barcenai)
de la región de Tecamachalco y San
Pedro. En el valle de Puebla estos autores encontraron,
además,
restos de bisontes, caballos, llamas, mamutes y mastodontes.
 Figura 1. A. El
lobo terrible Canis
dirus fue un representante de la megafauna del Pleistoceno
de Puebla. Sus restos han sido hallados en el área de
Valsequillo. Reconstrucción Gerardo Carbot-Chanona. B. El felino dientes
de sable Smilodon gracilis es uno de los más grandes
depredadores encontrados en el estado de Puebla, de casi 100 kilogramos
de peso, dibujo Francisco J. Jiménez. C. Pecarí
de cara plana Platygonus
compressus, este omnívoro de 1.5 metros de
longitud llegó a pesar hasta 160 kilogramos, dibujo
Francisco J. Jiménez (las imágenes mostradas no
se encuentran a la misma escala).

Figura 1. D. Camello
occidental Camelops
hesternus, este organismo de 600 kilogramos
medía poco más 2 metros de altura. E. Bisonte
prehistórico Bison
antiquus, este organismo de 2.5 metros de altura, es
ocupado como fósil índice, fue numeroso hace
70,000 en el centro del país. F. Mamut emperador o
columbino, Mammthus
columbi, es el mamut más grande de
América, deambuló hace más de 10,000
entre las calles de la ciudad de Puebla. Dibujos Francisco J.
Jiménez (las imágenes mostradas no se encuentran
a la misma escala).
En el año 1905, el director
del Museo de
Historia Natural de Nueva York, Henry Farfield Osborn (1857-1935)
visitó algunas localidades poblanas en
compañía
del geólogo mexicano José Guadalupe Aguilera
Serrano
(1857-1941). A raíz de su visita, Osborn publica en 1942 su
monografía Proboscidea
(Osborn, 1942), donde menciona lo
siguiente: “La paleontología de
mamíferos de
Mexico, ofrece un campo muy interesante para la
investigación...
en la colección del Instituto Geológico de
México,
bajo la dirección del profesor José G. Aguilera,
existen
varios molares aislados del tipo Paralephas
Columbi de la aldea de
Zacapu, Michoacán y de Elephas
imperator del Valle de Puebla...
los fósiles son muy abundantes en la Villa de
Totimehuacán, cerca de la ciudad de Puebla”
(Osborn, 1905).
Wilhelm Freudenberg, un
geólogo y naturalista
alemán, realizó una serie de descripciones de
material
paleontológico del valle de Puebla, de las que actualmente
se
desconoce su paradero. Freudenberg mencionó, entre otros
animales, restos de mastodontes (Freudenberg, 1910).
No se puede entender el impulso e
interés
sobre temas surgidos de la paleontología poblana sin la
presencia del profesor Juan Armenta Camacho, quien realizó
sus
primeros hallazgos de fósiles en Valsequillo, concretamente
en
una barranca del río Alseseca en junio de 1933, donde
halló restos de proboscídeos. Durante los
siguientes 40
años el maestro Armenta dedicó mucho tiempo a
buscar,
recolectar y estudiar los fósiles del área. En su
obra
destaca la fundación, en 1956, del Departamento de
Arqueología y Prehistoria, posteriormente denominado
Departamento de Antropología, de la Universidad
Autónoma
de Puebla. En 1958 se fundó el Instituto Poblano de
Antropologia
e Historia Natural (CRINAH-Puebla) en donde se integraron importantes
evidencias fósiles de la mastofauna regional. Una parte
importante de las hipótesis de trabajo se basaba en el
argumento, sostenido por Armenta, de la coexistencia del hombre
prehistórico con la fauna de la zona. Estas afirmaciones se
fundamentaban en el hallazgo de más de 100 restos
fósiles
con indicios de intervención humana. Sin embargo, sus
argumentos
no han sido plenamente aceptados hasta hoy en día. Un
año
más tarde, Armenta reportó la presencia de Mammuthus y Bison.
En el año 1967 se comenzaron estudios
sistemáticos
en Valsequillo como resultado de la campaña financiada por
la
American Philosophical Society y el Instituto Smithsoniano (Armenta
Camacho, 1978). La directora del proyecto, la arqueóloga
Cynthia
Irwin-Williams, reportó la posible interacción de
animales extintos con humanos, comenzando un debate internacional de
gran importancia. Durante su primer verano de trabajo excavaron en
cuatro sitios al norte de la actual presa de Valsequillo: el Horno, el
Mirador, Tecacaxco y Hueyatlaco, sitios cercanos a San Baltasar Tetela.
En estos depósitos encontraron restos fósiles y
herramientas de piedra. En Hueyatlaco encontraron restos
fósiles
y al menos dos tipos de artefactos de probable elaboración
humana, así como puntas de proyectiles asociados al
destazamiento de grandes animales. Las comparaciones con la
estratigrafía de Caulapan, a 5 kilómetros de
Hueyatlaco,
y de Tlapacoyan en la ciudad de México, sugirieron una edad
de
22 mil años para el sitio. Las conclusiones constituyen un
valioso aporte de nueva información para la zona de
Valsequillo
(Irwin-Williams-Armenta Camacho, 1963).
En el año 1963, Ekke Guenther
realizó
excavaciones de megafauna del Pleistoceno en Valsequillo (tierras altas
de México). Su trabajo destacó el potencial de la
investigación sobre paleoclimas basada en evidencias
geológicas encontradas en los glaciares de los volcanes, en
especial la Malinche. Además, reportó
depósitos
lacustres, indicio de antiguos lagos pleistocénicos en
Valsequillo. Guenther también exploró localidades
fosilíferas en Caulapan, Hueyatlaco, El Horno, San Pedro
Zacachimalpa, San Antonio Arenillas, Totimehuacán y
Atepetzingo.
En Caulapan y Hueyatlaco reportó la presencia de dos tipos
de
camélidos, caballos, un proboscídeo (Archidiskodon
imperator) y antilocápridos (Tetrameryx),
así como restos
de bisontes, perezosos gigantes, venados y pecarís en la
localidad San Antonio Arenillas. Estas evidencias se encuentran
alojadas en la Colección del Instituto de Ciencia Animal de
la
Universidad de Kiel (Günther, 1967).
Björn Kurtén,
paleontólogo
finlandés, describió en 1967 una rama mandibular
inferior
derecha de un felino dientes de sable proveniente de Valsequillo, que
fue identificada como Smilodon
gracilis. En ese mismo trabajo
Kurtén señala la presencia del coyote Canis latrans, sin
embargo, no menciona la localidad de procedencia de las piezas (Kurten,
1967).
Poco después, el profesor
Thenius von Eridt
reportó la presencia del pecarí Platygonus cf. compressus
alemanii, el oso Arctodus
simus y el lobo Canis
dirus (Thenius, 1970).
Estos restos fueron obtenidos como fruto del trabajo de Guenther en el
marco del proyecto México de la Fundación
Alemana. Dichos
fósiles fueron hallados en las localidades de San Antonio
Arenillas, Atepetcingo, Caulapan y Hueyatlaco. Otro representante de
megafauna en el área de Valsequillo fue el gliptodonte Brachyostracon
cylindricum (=Glyptotherium
cylindricum), descrito por
Guenther y Bunde (1969).
El extinto Museo de Historia Natural de
Puebla, inau-
gurado en 1981 en los Fuertes de Loreto y Guadalupe,
contenía
una magnífica colección de
paleontología de
vertebrados e invertebrados del estado de Puebla, además de
una
colección de animales preparados para su
exhibición en
dioramas, donados por Juan Naude Córdova. En este museo se
exhibían restos de megafauna, representados por los enormes
colmillos de mamut de 2.50 metros de largo, donados por
Moisés
Cabrera Huerta. También podía apreciarse una
pequeña muestra de la fauna fósil de la
región de
Valsequillo, que contaba con cráneos, molares, colmillos,
vértebras, tibias y fémures de diversas especies
(bisontes, mastodontes, camellos, entre otros).
En 1997 el maestro Hugo Castro-Azuara
describió un caparazón incompleto de gliptodonte,
formado
de 215 escudos, recolectados en los sedimentos
pleistocénicos
del río Ajamilpa, en Tepexi de Rodríguez. Estos
fósiles se encontraron asociados con restos de mamutes,
caballos
y antilocrápidos (Castro-Azuara, 1997). Por su parte,
Churcher y
cols. (1996) reportaron nuevos restos del oso Arctodus simus para
el
área de Valsequillo (Churcher-Turnbull-Richards, 1996).
Los antropólogos Zaid Lagunas
Rodríguez y Sergio Suárez encontraron en 1997
restos de
un mamut en la colonia Tres Cerritos, ubicada al sur de la ciudad de
Puebla. Los restos fueron asignados a Mammuthus imperator
(Rodríguez Lagunas-Suárez Cruz, 1997).
El Centro INAH de Puebla alberga una
importante
colección de restos de megafauna del estado de Puebla, entre
los
que se cuentan más de 2,000 restos fósiles que
incluyen
perezosos gigantes, felinos dientes de sable, pecarís,
mastodontes, mamutes, camellos, bisontes, antilocápridos,
pampaterios y gliptodontes, como lo describe Cruz-Muñoz en
2001
(Cruz Muñoz, 2001).
Los más recientes hallazgos
en Puebla
incluyen restos del felino dientes de sable Smilodon y el lobo Canis
dirus, encontrados en Valsequillo, así como
restos de los
pampaterios Pampatherium
mexicanum y Holmesina
septentrionalis
encontrados en San Pedro Zacachimalpa por Melgarejo-Meraz, en 2010.
[...]
además, los materiales colectados, exclusivamente en
trabajos de
salvamento arqueológico, permitieron que la
colección
osteológica del Departamento de Antropología de
la
Universidad de Puebla (CODAUP), se enriquecieran rápidamente
con
más de tres mil piezas de valor diagnóstico, a
las que se
sumaron algunos materiales paleontológicos, rescatados de
las
cimentaciones efectuadas dentro del perímetro urbano,
hallazgos
que coinciden con la expansión urbana y
demolición de
casas que databan del siglo XVI. Entre los fósiles
más
interesantes se mencionan los restos de mastodonte localizados en la
calle Río Yaqui del fraccionamiento Jardines de San Manuel.
Los
restos de caballo hallados en la esquina de la 2 norte y Portal Hidalgo
(edificio Calderón); los restos de mamut que se encontraron
en
la 4 poniente 306 (edificio Matanzo); los huesos de
proboscídeo
localizados en la esquina de la 3 poniente y 5 sur (Edificio Barranco),
el fémur de prosbocídeo sacado del lecho del
río
san Francisco a la altura de la 4 oriente, los restos de
camélido, caballo, pecarí, gliptodonte y mamut
que se
rescataron de las construcciones en la margen del río san
Francisco a la altura de la 48 poniente, los restos de caballo que se
encontraron en pleno Zócalo de Puebla, al ser construida una
caja de registro eléctrico, y los restos de mamut asociados
con
restos de carbón, hallados en la esquina de la Avenida 5 de
Mayo
y 2 Poniente (edificio Alles). El proyecto Valsequillo
investigó
bajo diversos temas científicos el área, desde
1962 hasta
1973, con fondos proporcionados por la American Philosophical Society,
la Universidad de Harvard, la National Science Foundation, el
Smithosonian Institution, el U. S. Geological Survey y la Universidad
Autónoma de Puebla. (Juan Armenta Camacho, 1978, fragmento).
Es claro que la investigación
paleontológica
realizada en Puebla ha aportado importantes hallazgos, principalmente
de megafauna de finales del Pleistoceno. No obstante, la gran
mayoría de las aportaciones fueron realizadas por
investigadores
extranjeros o de otros estados del país, lo que refleja que
pocos profesionales o estudiantes poblanos han centrado su
atención hacia esta importante faceta de
investigación, a
pesar del antecedente histórico con que cuenta el estado de
Puebla. Referencias
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Francisco
Javier Jiménez Moreno
Ciencia, Cultura y Biodiversidad pacosaurus1@gmail.com
José Rubén Guzmán
Gutiérrez
Museo Regional de Paleontología
Municipio de El Llano, Aguascalientes
Gerardo Carbot-Chanona
Museo de Paleontología “Eliseo Palacios
Aguilera” Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
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